Los Orígenes de la Creación de la Parroquia en San Nicolas

Desde los orígenes de la creación de la Parroquia en la Ciudad de San Nicolás de los Arroyos, Provincia de Buenos Aires, República Argentina, existió una profunda devoción a la Santísima Virgen, honrada bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, siendo ella la Primera Patrona del Curato de Los Arroyos.

En el año 1884, se inauguró el actual templo parroquial de San Nicolás de Bari, y para dicha oportunidad fue donada una hermosa imagen de La Virgen del Rosario, que fue traída desde Roma donde el Papa León XIII la bendijo con una especial bendición para la feligresía de San Nicolás. En esos años se había creado en la Parroquia la Cofradía del Rosario, y se celebraba anualmente esta fiesta de la Virgen y su correspondiente novena preparatoria.

Ya en nuestros días, el 25 de Setiembre de 1983, en la ciudad de San Nicolás se comienza a asistir a un hecho de características particulares:
Una sencilla mujer, esposa y madre de dos hijas, que solamente había podido cursar el cuarto grado y sin conocimientos teológicos ni bíblicos, manifiesta ver y oír a la Santísima Virgen, coincidiendo las características de dicha visión, con la Imagen de La Virgen del Rosario, expuesta a la veneración de los fieles en el templo Parroquial.

La Santísima Virgen, según la misma señora, le había pedido la construcción de un Templo en su honor, en un lugar determinado.   
La señora señala que La Virgen comienza a darle una serie de mensajes preferentemente exhortativos juntamente con citas bíblicas, llamando a la oración y a la conversión.

Todo este acontecimiento, así como también los mensajes, estarían dentro de lo que la Iglesia llama "revelaciones privadas". En ese caso, como ocurre en toda revelación privada, los fieles no están obligados a creer. En cambio, sí, están obligados a creer en la Revelación Pública.

Los referidos mensajes, se dan a conocer, en la seguridad de que nada existe en contra de la Doctrina Revelada y pueden ser de útil ayuda, para el crecimiento espiritual, la devoción y la oración.

El Magisterio de la Iglesia, no define que esta sea una auténtica revelación privada ni tampoco niega su posibilidad, dejando a sus hijos en la amplia libertad de discernir personalmente y adherir o no a ella.